
Nuestra fe en la provisión de Dios mientras nos preparamos para PRISMA
Sin FyltroShare
Hasta ahora, les hemos compartido un poco sobre cómo llegamos a PRISMA, cómo el Señor nos ha llamado y los pasos que hemos dado en los últimos dos años. Ahora toca la parte más complicada de todo el proceso: cómo recaudar los fondos para ir a PRISMA, una escuela misionera intercultural en Suiza (uno de los países más caros del mundo), que, aunque tiene un costo simbólico para estudiar allí, sigue siendo un desafío financiero para nosotros, especialmente ahora que somos una familia de tres. Sí, escribirlo y decirlo en voz alta muchas veces nos ha hecho sentir que es imposible… pero es precisamente ahí donde Dios tiene el espacio para hacer cosas increíbles.
La escuela ofrece diferentes programas. Actualmente, estamos apuntando al más económico, de tres meses, lo que nos permite soñar con alcanzar la meta. Sin embargo, anhelamos que, en el camino, Dios nos abra puertas para cubrir un período más amplio.
Durante los últimos dos años, hemos intentado recaudar este monto por nuestra cuenta, pero hemos atravesado muchas situaciones que nos han impedido alcanzarlo: los gastos del hogar, el nacimiento de Aikana, una estafa y otros imprevistos. Esto nos llevó a preguntarnos: Señor, ¿cómo iremos si no podemos cubrir los costos de nuestros estudios, los pasajes ni una bolsa de viaje?
El Señor respondió nuestra pregunta con un versículo que nos regaló como matrimonio:
"El Señor es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte." (Salmo 16:5)
Al meditar en cómo habíamos estado gestionando esta recolección de fondos, nos dimos cuenta de que lo estábamos haciendo en nuestras propias fuerzas, bajo nuestro criterio y control, sin intentar depender de nadie. El Señor nos recordó que Él es nuestra herencia y que debíamos volver nuestra mirada a Él para preguntarle cómo debía ser este proceso de levantamiento de fondos.
Fue sumamente revelador darnos cuenta de que, durante todo ese tiempo, habíamos intentado llegar a la meta sin involucrar a nadie más en este sueño. No lo habíamos compartido, no habíamos pedido apoyo ni buscado consejos de personas con sabiduría en esta área. Descubrimos que cargábamos una gruesa capa de orgullo y autosuficiencia que nos estaba limitando. Al reconocerlo, volvimos al Señor en arrepentimiento y gratitud, porque nos recordó que lo maravilloso de Sus planes es que siempre implican una comunidad: amigos, familia y hermanos en la fe.
Porque ahí está el corazón de la misión: alcanzar a más personas a través de otras personas. Esto implica tener un grupo de personas en quienes confiar, con quienes descansar y que puedan correr contigo la carrera.
Para finales del 2024, reformulamos nuestro enfoque y el Señor nos regaló personas que nos dieron diferentes ideas para recaudar fondos. Hemos hecho de todo: trabajos de diseño y desarrollo de páginas web, consultorías de marketing digital, fotografía de productos, merchandising… Todo lo que pudimos aprovechar de nuestras carreras lo pusimos en manos de Dios, mientras compartíamos con nuestros amigos nuestro propósito.
A la fecha, Dios nos ha bendecido con proyectos que nos han permitido recaudar fondos poco a poco. Pero, en las últimas semanas, nos ha dado un nuevo reto: vender productos. Para nosotros, esto ha sido un gran desafío, porque nos cuesta mucho vender. La vergüenza y el temor han sido nuestras mayores batallas mientras preparamos todo.
Estamos en el proceso de entrar a esta nueva etapa y solo le pedimos a Dios que nos siga guiando, fortaleciendo y acercando más a ese sueño que nos dio como familia. Nos aferramos a Su palabra en Josué 1:9, que nos reta:
"Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas."